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Lima, Peru
Filósofo e historiador. Nace en España en 1937 y llega al Perú como jesuita en 1957. Formación: humanidades clásicas y literatura, filosofía e historia. Especialización sucesiva: narrativa latinoamericana, filosofía moderna, filosofía de la existencia, historia de la emancipación peruana, pensamiento lukacsiano, historia de la ingeniería peruana y filosofía de la interculturalidad Profesor de la UNI (y rector 1984-89) y otras instituciones académicas en Perú, Budapest, Brasil y Túnez. Autor de 26 libros, 70 colaboraciones en obras colectivas y 150 artículos en revistas. Actualmente dirige el Centro de Historia UNI y es profesor de postgrado en la Universidad Nacional de Ingeniería. Participa activamente en el debate intelectual peruano desde la sociología de la literatura, el marxismo lukacsiano, las perspectivas postmodernas y la filosofía de la interculturalidad. En su libro "Adiós a Mariátegui. Pensar el Perú en perspectiva postmoderna" propone, como horizonte utópico de la actualidad, la convivencia digna, enriquecedora y gozosa de las diversidades que enriquecen a la sociedad peruana. Contacto: jilopezsoria@gmail.com

3 feb 2017

¿Trump o Boff?

José Ignacio López Soria

Pobre, simplón, desinformado y hasta conservador, por occidentalizante, el artículo  de Leonardo Boff sobre Trump y sus fechorías (“Trump: ¿una nueva etapa de la historia”. Ver en: (http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=815).

Se refiere Boff  a "la erosión de las referencias de valor" y atribuye a este fenómeno la causa principal de la deriva hacia la aventura conservadora y reaccionaria a lo Trump.  Pero Boff no dice que esas "referencias de valor" son las occidentales ni que esa "única humanidad" ha sido pensada y se ha tratado de construir desde categorías occidentales. Es más, confunde las cosas cuando afirma que la actual pelea por ese orden reaccionario es consecuencia de la emergencia de la sociedad líquida y del "todo vale" postmoderno. Sin saberlo probablemente, se pone del lado de Daniel Bell, aquel sociólogo/filósofo americano que pensaba a mediados del siglo pasado que el único remedio para impedir el desmoronamiento de la sociedad burguesa era volver a la vieja ética del protestantismo ascético (que estudiara Weber). Digo más. Las perspectivas postmodernas -que son eso, "perspectivas", y no simplezas como la de "every thing goes" (expresión que no he encontrado en ningún postmoderno serio), se orientan precisamente a explorar dimensiones nuevas de la posibilidad humana, esas que no podían surgir por el carácter precisamente coercitivo de las predicadas "referencias de valor". Gracias a esas búsquedas ha sido posible valorar la diversidad y proponer la interculturalidad como "el principio esperanza" (a lo Bloch) de nuestro tiempo.

Boff tampoco dice que la idea del "destino americano" no es sino la expresión -en clave moderna pero revejida- del misionerismo supuestamente civilizatorio y salvífico del Occidente de siempre, heredero, a su vez, de enraizadas tradiciones judeocristianas.

¿Qué hacer frente al occidentalismo americanizado y reaccionario de Trump? ¿Volver a los "marcadores de certezas" de siempre y hasta rezarle a la divinidad que en Occidente aprovechamos sabiamente para sacralizar todos nuestros  atropellos? ¿Formar una aguerrido y unificado ejército de avezados predicadores de valores universales que, de paso, descalifican al oponente por considerarlo narcisista y psicópata? ¿No sería mejor, digo yo, reconocer que Trump no es sino un fruto desembozado, desenmascarado, sin afeites, de aspectos fundantes de nuestras propias tradiciones, esas que para imponerse y lanzar sus probablemente últimas bocanadas necesitan ahora ya recurrir abiertamente a la violencia? ¿No sería más efectivo, digo yo -sin considerarme un experimentado estratega- optar por una guerra de guerrillas, una guerra de desgaste del enemigo mayor valorizando nuestra diversidad, exigiendo que sea respetada, buscando su articulación con otras, solidarizándonos efectivamente con ellas cuando son atropelladas y, por tanto, obligando a ese poderoso enemigo a cambiar de estrategia a cada rato, teniendo que vérselas con todos pero no juntos sino con cada uno al mismo tiempo?


En cualquier caso, no es, como propone Boff, volviendo a las supuestamente "buenas" andadas como se enfrenta este nuevo embate de la secular agresividad del poder.  

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